Historía del FMLN
Los enemigos del FMLN habían asegurado que al desarmarse desaparecería, pues, sostenían, que su única fuerza descansaba en las armas. La derecha se esforzó por que el FMLN mantuviera atados a la mayoría de sus cuadros al cumplimiento de los acuerdos de paz, de manera de neutralizar sus fuerzas para la lucha política electoral de las llamadas elecciones del «siglo» y asegurar así una derrota estratégica del FMLN y de la revolución, lo cual no ocurrió, sino todo lo contrario.
ORIGEN DEL FMLN
Durante cuarenta años (1930‑1970) el Partido Comunista de El Salvador, PCS, fue la única organización de izquierda que luchó por los ideales de la democracia, la justicia social y autodeterminación nacional. La lucha por estos ideales cobró un gran impulso en los años setenta con el nacimiento de las Fuerzas Populares de Liberación «Farabundo Martí» (FPL) en abril de 1970, el Partido de la Revolución Salvadoreña (PRS), más conocido como Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), en marzo de 1972; la Resistencia Nacional (RN), como escisión del PRS, en mayo de 1975, y el Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos, PRTC, constituyó el 25 de enero de 1976.
El multifacético proceso de diferentes formas de lucha armada, político‑electoral, económica y social, desplegadas por separado por cada una de las cinco organizaciones durante la segunda mitad de los setenta, aceleró la maduración de la crisis nacional, la cual, junto con el triunfo de la Revolución Popular Sandinista, el 19 de julio de 1979, y el estallido de la situación revolucionaria tras el golpe de estado del 15 de octubre de 1979 y la posibilidad de resolver el problema del poder, fueron factores objetivos que estimularon la necesidad de la unificación de la izquierda revolucionaria.
Así, el 17 Diciembre de 1979, en la cresta de la crisis nacional, las FPL, la RN y el PCS suscribieron el primer acuerdo de unidad con la constitución de la Coordinadora Político‑Militar, CPM, cuyo primer manifiesto fue dado a conocer el 10 de enero de 1980. En el mismo se dejaba abierta la posibilidad para que se incorporaran el resto de organizaciones de izquierda y se proclamaba el carácter democrático de la revolución, sus fundamentos históricos, la orientación socialista de la misma y los contenidos programáticos inmediatos.
El 11 de enero de 1980 se constituyó la Coordinadora Revolucionaria de Masas, CRM, integrada por las organizaciones de masas siguientes:
a) Bloque Popular Revolucionario, BPR, de las FPL, nacido el 30 de julio de 1975;
b) el Frente de Acción Popular Unificado, FAPU, de la RN, nacido en septiembre de 1974;
c) las Ligas Populares 28 de Febrero, LP-28 del ERP, nacidas en marzo de 1977, tras las luchas populares en contra del fraude electoral de febrero de ese año;
d) la Unión Democrática Nacionalista, UDN, partido político legal utilizado por el PCS para la lucha política electoral y la creación de la coalición Unión Nacional Opositora, UNO, con los partidos Demócrata Cristiano, PDC, y Movimiento Nacional Revolucionario, MNR, adherido a la socialdemocracia, coalición que ganó las elecciones presidenciales de febrero de 1972 y 1977, victorias electorales arrebatadas con fraudes por la dictadura militar; y
e) la Liga para la Liberación del PRTC nació en abril de 1975 y luego en 1979 se transformó en el Movimiento de Liberación Popular, MLP, quedando así integrada la CRM con todas las organizaciones populares de la izquierda revolucionaria.
Paralelamente, a comienzos de marzo de 1980, se avanzaba en la construcción del Frente Democrático Salvadoreño, FDS, con las siguientes organizaciones: Movimiento independiente de profesionales y técnicos de El Salvador (MIPTES), Movimiento Popular Social Cristiano (MPSC), desprendimiento importante del Partido Demócrata Cristiano, PDC, Movimiento Nacional Revolucionario (MNR), de la Internacional Socialista; Federaciones Sindicales; pequeños empresarios así como agrupamientos de militares retirados, incluyendo el Coronel Ernesto Claramont quien fuera candidato presidencial de la Unión Nacional Opositora en 1977, así como personalidades políticas y sociales. Como observadores se afiliaron: La Universidad de El Salvador y la Universidad Centroamericana «José Simeón Cañas «.
Con la confluencia del Frente Democrático Salvadoreño, FDS, que duró 17 días, y la CRM, nació el Frente Democrático Revolucionario, FDR, que hizo su aparición pública el 17 de abril de 1980.
El 22 de mayo de 1980 se constituyó la Dirección Revolucionaria Unificada, DRU, con la participación de las FPL, RN, ERP y PCS, integrada con tres miembros de las Comisiones Políticas de cada uno de esos partidos revolucionarios. En el manifiesto dado a conocer se dijo: «Habrá en adelante una sola dirección, un solo plan militar y un solo mando, una sola línea política».
El 10 de Octubre de 1980 fue creado el FMLN, integrado originalmente con aquellas cuatro organizaciones y luego, en diciembre de ese año, se incorporó el PRTC. Esta decisión precedió al lanzamiento de la Ofensiva General del 10 de enero de 1981, con la cual comenzó el despliegue de la Guerra Popular Revolucionaria propiamente tal.
La profundización de la guerra, la intervención creciente del gobierno de los Estados Unidos en la misma y el nuevo ascenso de la lucha social, fueron factores objetivos que presionaron al avance del proceso unitario. En mayo y junio de 1985, la Comandancia General, además de definir los aspectos fundamentales de la estrategia y el programa para el período, de cara al problema del poder, trazó la línea de avanzar gradualmente hacia un partido unificado y asumir como estratégica la alianza FMLN‑ FDR. La unanimidad dentro del FMLN en todos los aspectos claves de la lucha para el período, permitieron superar obstáculos para el avance del proceso unitario y por supuesto para la lucha.
Desde entonces la unidad fue cada vez más profunda. Las organizaciones miembros dejaron de elaborar líneas y planes propios, y pasaron a ejecutar la líneas y los planes elaborados por la Comandancia General. Así, con línea general, estrategia y planes comunes, se llegó al desenlace negociado de la guerra, a la ejecución de los acuerdos de paz y ‑hasta cierto punto‑ a las elecciones generales de 1994 y, en una carrera contra los tiempos políticos, el FMLN tuvo que transformar sus estructuras y fuerzas que funcionaron para la guerra, en estructuras y fuerzas para la lucha política y social.
Los enemigos del FMLN habían asegurado que al desarmarse desaparecería, pues, sostenían, que su única fuerza descansaba en las armas. La derecha se esforzó por que el FMLN mantuviera atados a la mayoría de sus cuadros al cumplimiento de los acuerdos de paz, de manera de neutralizar sus fuerzas para la lucha política electoral de las llamadas elecciones del «siglo» y asegurar así una derrota estratégica del FMLN y de la revolución, lo cual no ocurrió, sino todo lo contrario.
Después del largo proceso de guerra revolucionaria, la tarea de forjar un nuevo partido no fue fácil, hubo que superar el muro del terror levantado por más de sesenta años de represión, las actitudes mañosas de los políticos de derecha que querían impedir la legalización del FMLN como partido político y las dificultades de la organización del partido a nivel nacional. El trabajo fue enorme, el proceso orgánico multiplicó por varias veces la cantidad de sus miembros y en pocos meses el FMLN se convirtió orgánicamente en el segundo partido político más importante del país.
LUCHA DEL FMLN COMO PARTIDO POLITICO
Luego de superados los obstáculos políticos, el uno de septiembre de 1992 fue firmada la escritura pública de fundación legal del FMLN, contando como testigos de ese acto histórico a Monseñor Arturo Rivera y Damas, Arzobispo de San Salvador y Monseñor Gregorio Rosa Chávez, y fue hasta el 14 de diciembre de ese año, un día antes de finalizado formalmente el cese del enfrentamiento armado, que el Tribunal Supremo Electoral admitió su registro legal y le otorgó al FMLN la personería jurídica. Así quedaban atrás más de sesenta años de lucha clandestina de los revolucionarios y comenzaba una nueva etapa histórica de luchas dentro del marco de la legalidad y nueva institucionalidad generada por el Acuerdo de Chapultepec.
A partir de entonces el FMLN comenzó una intensa jornada de esfuerzos organizativos y de institucionalización del partido, de realización de convenciones municipales y departamentales hasta culminar en la Primera Convención Ordinaria del 4 de Septiembre de 1993. Pese a los grandes esfuerzos de la derecha por debilitar profunda y estratégicamente al FMLN, esa primera Convención fue una demostración de la vitalidad política de que gozaba el FMLN.
No obstante las dificultades internas que impidieron definir la estrategia política electoral, en aquella Convención se aprobó la participación del partido en las elecciones generales de marzo de 1994, se autorizó al Consejo Nacional a concertar coaliciones, pactos y entendimientos políticos que fueren necesarios, se ratificó a los candidatos a la Asamblea Legislativa, se aprobó un documento base de plataforma programática y tomó la decisión de apoyar la candidatura presidencial del doctor Rubén Zamora por la Convergencia Democrática y eligió al doctor Francisco Lima como candidato a la vice‑presidencia de la República. En suma, la primera Convención Nacional preparó políticamente al FMLN para la batalla electoral de marzo‑abril de 1994.
De esas elecciones el FMLN surgió como la segunda fuerza política nacional, con bases electorales y políticas en los 262 municipios del país, resultado completamente inesperado por la derecha. En esas elecciones el FMLN ganó 15 alcaldías y 21 diputados (de un total de 84), con un total de 287 mil votos, equivalentes al 21.39% de los votos válidos.
Independiente de los resultados de esas elecciones, el ERP y la RN, principalmente, optaron por seguir el camino «socialdemócrata» , abandonar las filas revolucionarias y pasarse al campo de la derecha, supuestamente de «centro», llevarse siete de los 21 diputados y crear el Partido Demócrata, PD. Esto último solo después de haber intentado, en la Convención Extraordinaria del 28 de Agosto de 1994, apoderarse del control del FMLN y conducirlo por el camino «socialdemócrata» y, como último esfuerzo, tras haber fracasado en aquel intento, hacer desaparecer al partido y llenar el supuesto vacío que el FMLN dejaría creando el mencionado PD.
En septiembre de 1994, tras la Convención Extraordinaria del 28 de agosto de ese año, quedó evidenciado que la multiplicación de estructuras y recursos de cada partido, paralelas a las del FMLN, habían entrado en conflicto con la necesidad de avanzar con eficacia en la lucha política y social y obstruían el proceso de unificación. Por ello, en su resolución especial de la Segunda Convención Ordinaria del 18 de Diciembre de 1994, resolvió «avanzar con paso firme hacia la unificación del FMLN como un partido democrático, revolucionario y pluralista» y «llamar a los afiliados a trabajar con entusiasmo y seguridad para impulsar la unificación del partido y construir un FMLN más fuerte, más democrático, más ligado al pueblo y sus luchas y, sobre todo, más unido».
Atendiendo esas orientaciones, en junio de 1995, tras varios meses de debates, el Consejo Nacional determinó que el FMLN debía transformarse en un partido de tendencias y, además, en un partido socialista. Ello significaba trabajar por la gradual disolución, durante 1995, de las estructuras de cada partido y organización integrantes del FMLN y dar paso a estructuras únicas. Las convenciones municipales y departamentales que se desarrollaron en adelante, hasta culminar en la Tercera Convención Nacional Ordinaria de los días 17 y 18 de diciembre de 1995, se realizaron con esa perspectiva . Así, por resolución de esta convención, el FMLN dejó de ser un partido de partidos y agrupamientos, y transformarse en un partido de tendencias en transición hacia una nueva fase superior en el proceso de construcción de un solo partido unificado.
La desaparición de las anteriores estructuras paralelas de cada partido le permitió al FMLN preparar la propuesta de estrategia de desarrollo económico y social (abril, 1996), la realización en nuestro país del VI Encuentro del Foro de Sao Pablo ( 26‑28 de julio, 1996), las convenciones municipales y departamentales que culminarían con la IV Convención Nacional Ordinaria, en octubre de 1996, cuyas resoluciones sobre la plataforma electoral y ratificación de candidaturas a la Asamblea Legislativa y Concejos Municipales, dotaron al partido de las herramientas para librar las batallas electorales del 16 de marzo de 1997.
De las elecciones para diputados y alcaldes de marzo de 1997 el FMLN salió fortalecido, obtuvo una importante cuota de poder legislativo y municipal, y por lo mismo con mayores compromisos y responsabilidades ante los desafíos nacionales y los retos internos de democratización y modernización, reforzando su naturaleza revolucionaria, pluralista y socialista.
En la unidad y su profundización ha descansado la fortaleza del FMLN y la convicción de quienes, desde dentro y fuera del país, siguen viendo al partido como la esperanza de los anhelos populares y factor principal de las transformaciones democráticas y revolucionarias que nuestro país necesita.
A partir de julio de 1997 comenzó una intensa jornada de convenciones municipales y departamentales, que culminaron con la realización de la V Convención Nacional Ordinaria, en diciembre de ese año, y de la cual surgieron las nuevas autoridades que guiaron la lucha del partido en las elecciones presidenciales de 1999. Pero, en lugar de terminar con las tendencias como fase de transición, de esa Convención el partido se estructuró en agrupamientos de corrientes de pensamiento, discrepantes entre si acerca de aspectos fundamentales, como, por ejemplo, el proyecto de la revolución democrática, la estrategia política y programa para las elecciones presidenciales de 1999, lo cual incidió en la victoria electoral, en primera vuelta de los neoliberales: de hecho se configuraron y estructuraron dos agrupamientos, el de la corriente revolucionaria socialista y el de la corriente socialdemócrata, en disputa por el control del partido, formalmente en manos de este último agrupamiento (los así llamados renovadores).
La definición de una estrategia electoral con la cual el FMLN enfrentó las elecciones para diputados y concejos municipales del año 2000, diferenciándose tajantemente de la política neoliberal de ARENA, y de la estrategia aplicada por el equipo de conducción anterior (renovadores) para las elecciones presidenciales de 1999, le permitió al partido superar en diputados al partido de gobierno y obtener triunfo en la mayoría de cabeceras departamentales y principales municipios del área metropolitana y gobernar más de la mitad de la población del país.
Pese a ello, la estructuración en grupos alrededor de «corrientes de pensamiento», con funcionamiento incluso paralelo, se acentúo debilitándose la cohesión interna del partido. Fue en la Convención de diciembre del año 2000 que se decidió dar pasos en la dirección de fortalecer la unidad del FMLN: separar las funciones electivas de la Convención para que la misma se dedique a definir estrategias y líneas, dejando en manos de la votación secreta y directa de los afiliados del partido la elección de autoridades del partido y candidatos a cargos de elección popular, en aras de avanzar en la democratización interna del partido y, al mismo tiempo, reformar los estatutos confirmando el carácter revolucionario y socialista del partido, así como no reconocer estructuras paralelas de funcionamiento de agrupamientos o corrientes de pensamiento.
El 25 de noviembre del 2001 se realizaron las primeras elecciones de autoridades del partido, nacionales, departamentales y municipales, mediante voto secreto y directo de los afiliados del partido, claramente identificados con los principales agrupamientos, los revolucionarios y los «reformistas» o renovadores. La victoria surgida de la votación fue contundente a favor de la corriente revolucionaria socialista, y derrotada y fracasada en sus propósitos los renovadores.
Los nuevos organismos de dirección, derivados de los resultados de las elecciones internas, le imprimieron el carácter revolucionario al estilo de conducción y a la lucha política y social del partido, debilitada principalmente por los conflictos internos. En el FMLN dio comienzo a un proceso de unificación y cohesión alrededor de la estrategia de lucha para período, proceso favorecido por la decisión de los «renovadores» o reformistas, de abandonar las filas del partido y la lucha por la revolución democrática.
Así, prepararse para asegurar importantes avances en las elecciones legislativas y municipales del 2003 y organizar un poderoso movimiento social, y, junto a otras fuerzas democráticas, obtener la victoria presidencial en las elecciones del 2004, son las tareas estratégicas principales de este período. Para ello el partido ha comenzado a dar pasos de avance en su proceso de unificación, organizativos, pero sobre todo alrededor de su programa, estrategia y reafirmación de su naturaleza revolucionaria, para actuar en consecuencia con los desafíos y retos históricos planteados, hacer del partido una organización de «luchadores sociales, de trabajar por hacerse llegar «mas pueblo y más revolucionarios «y a «unificarse más»en aras de la lucha por el poder
Fuente Fmln.org.sv