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En el 2017 hubo 48 ejecuciones de activistas en México

Entrevista a Antonio Cerezo
RESPONSABLE DE RELACIONES INTERNACIONALES DEL COMITÉ CEREZO DE Derec hos humanos (MÉXICO).
28 DE marzo DEL 2018.

MARIO GRACIA
espacio3@elperiodico.com
–¿Qué fue les ocurrió a usted y a sus hermanos
en el año 2001?
–Fue una detención arbitraria por parte
del Ejército mexicano. Nos torturaron y
encarcelaron en prisiones de alta seguridad,
en las que no se respeta ningún derecho.
Mi hermano pequeño, Alejandro, que
era menor de edad, estuvo preso tres años
y medio. Mi otro hermano, Héctor, y yo,
siete y medio. Se nos acusaba formalmente
de delincuencia organizada porque decían
que nosotros habíamos puesto petardos
en tres bancos de la ciudad de México.
Pero aquello no se pudo probar, y se nos
sentenció por vínculos ideológicos con lo
que aquí se llamarían bandas terroristas.
–¿Se consideraron presos políticos?
–Sí, porque esos elementos que el juez encontró
fueron libros que yo guardaba en
mi casa. Entre ellos, uno sobre la historia
del PSOE, que según la Policía Judicial era
una lectura subversiva por tratarse de un
partido socialista.
–¿El PSOE subversivo…? ¿Cuál era la verdadera
razón?
–Pues que en México no hay justicia. Las
autoridades judiciales dependen del Ejecutivo,
y no les interesa castigar los delitos,
claro ejemplo es el Caso Ayotzinapa, el de
la desaparición de los 43 estudiantes de
Iguala: los detuvo la policía municipal, el
Ejército los sacó del hospital para que no
se refugiasen ahí y se los entregaron a los
paramilitares.
–¿Por qué el Estado no pone paz?
–Porque hay empresas interesadas en que
se siga desarrollando el modelo económico
implantado actualmente en México:
petroleras, gasísticas, beneficiarias de la
privatización del agua… La razón principal
es económica.
–¿Todos los mexicanos están igual de expuestos
a este peligro o depende de su
etnia y su clase social?
–Según la estadística oficial, la mayoría
de las desapariciones forzadas son de jóvenes
de 18 a 25 años. Del mismo modo,
la mayoría de los ejecutados son jóvenes.
También los pueblos indígenas son los
que más sufren la represión, pues es en
sus territorios donde se están impulsando
los grandes proyectos económicos, y son
ellos quienes sufren los desplazamientos
forzados o el robo de tierras. Y respecto de
la clase social, más que el poder adquisitivo
cuenta el nivel de organización de los
trabajadores. Los profesores, por ejemplo,
que son un sector bien organizado, son
otro de los blancos de la represión. H
sino la disidencia política. En ese momento,
mis hermanos y yo nos dedicábamos al
trabajo comunitario, sobre todo con pueblos
indígenas del estado de Puebla, organizando
cooperativas de café. Además,
los tres estudiábamos en la universidad y
participábamos, aunque de forma discreta
y sin liderar, en las movilizaciones de
estudiantes. Pero acabábamos de salir de
una huelga universitaria de casi un año y
había mucho activismo. Y nuestra detención
tuvo mucho que ver con el intento de
desarticular mediante el miedo al movimiento
estudiantil. De hecho, cuando nos
torturaban, nos preguntaban por compañeros
para involucrarlos en el caso.
–Y 17 años después, siguen en la brecha.
–Sí. Fue a raíz de aquello que mis dos hermanos
que quedaban libres y un grupo de
amigos crearon el Comité Cerezo, una organización
que se dedica a la documentación
de casos de detenciones arbitrarias,
presos políticos, ejecuciones extrajudiciales,
desapariciones forzadas y agresiones a
defensores de los Derechos Humanos. Recopilamos
datos que demuestran la participación
de las autoridades del Estado en
la comisión de violaciones de Derechos
Humanos de sus defensores.
–¿Cuántos casos documentaron el año
pasado?
–Hubo 48 ejecuciones extrajudiciales de
activistas de Derechos Humanos, es decir,
perpetradas por agentes del Estado al margen
de todo procedimiento judicial, en un
país donde no existe la pena de muerte.
Entre ellos estuvo Humberto Moral, un niño
de solo 13 años ejecutado por un grupo
paramilitar en Chiapas. También hubo
manteros, periodistas, activistas…
–¿Qué otro tipo de violaciones de los Derechos
Humanos documentaron?
–En total constatamos más de 1.400 casos.
Por ejemplo, detenciones y palizas en medio
de las manifestaciones. También hubo
encarcelamientos en esas protestas. Es un
fenómeno generalizado pero el año pasado
se concentraron en la capital y en Baja
California, donde hubo movilizaciones
por los precios del agua y la gasolina. En
el 2016, por ejemplo, que hubo muchas
movilizaciones en contra de la reforma
educativa en Oaxaca, las detenciones se
concentraron en ese Estado.
–Estas violaciones, ¿han ido en aumento
con el Gobierno de Peña Nieto?
–Se han incrementado todas. Pero es un
fenómeno que afecta a todos los niveles
de la Administración, desde el municipal
hasta el federal, pasando por el estatal.
Cuando se trata de represión política,
todas las fuerzas están coordinadas. Un
Antonio Cerezo
RESPONSABLE DE RELACIONES INTERNACIONALES DEL COMITÉ CEREZO DE Derec hos humanos (MÉXICO)
En el año 2001, Antonio
Cerezo y sus dos hermanos
participaban en los movimientos
estudiantiles mexicanos,
aunque nunca los lideraron
 Fueron detenidos por el
Ejército, encarcelados y
torturados, y sus amigos y
familiares crearon un comité
para pedir su liberación
El Comité Cerezo acabó
constituyéndose como una
organización para la defensa
de los Derechos Humanos en
México
Los Cerezo siguen hoy
amenazados de muerte. Antonio
explicó su experiencia en
Zaragoza invitado por el Comité
de Solidaridad Internacionalista

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